Más allá de los yates y veleros que se encuentran habitualmente sobre las amarras del Yacht Club Puerto Madero, ayer botes de diferentes colores tiñeron uno de los barrios más coquetos de Buenos Aires como a una comparsa en pleno carnaval.
Había de todos colores: turquesas, naranjas, amarillos, blancos, verdes, azules, negros. En ese gran estanco de agua, esos botes para una persona parecían peces de vivos colores en una pecera.
Las aguas del dique IV se vieron como nunca antes. Atestadas de diferentes embarcaciones a remo. Todo comenzó temprano, de manera que cuando la gente circuló por el lugar su visión le transmitió algo diferente.
Ese algo, logró llamarle la atención a más de uno. Consiguió distraer a la gente de todo lo que tenía planeado hacer. Las personas que circulaban comenzaron a apoyarse sobre la baranda, a lo largo de todo el dique. Así vieron pasar gran cantidad de regatas donde participaron desde los menos experimentados hasta los máximos exponentes del remo argentino.
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